Cuando la unión hace la fuerza
Hace 3 años, continuamos el trabajo de periodistas que fueron amenazados o asesinados por investigar delitos ambientales en la India, Tanzania y Guatemala.
Por Laurent Richard
El proyecto Green Blood, coordinado por Forbidden Stories, con la ayuda de 40 periodistas del mundo entero, reveló los escándalos ambientales causados por empresas mineras. Para los periodistas, resulta cada vez más peligroso investigar estos temas.
En Guatemala, Carlos Choc, uno de los periodistas de Prensa Comunitaria, fue obligado a vivir en la clandestinidad debido al hostigamiento que sufrió por parte de las autoridades de su país y de una poderosa empresa minera. Los problemas de Carlos Choc empezaron el día en que fotografió la muerte de un pescador bajo las balas de la policía, mientras participaba en una protesta contra la mina, a la que las comunidades acusaban de contaminar el lago Izabal.
En la primavera pasada, Forbidden Stories recibió cientos de miles de documentos de un colectivo de hackers de Guatemala conocido como “Guacamaya Roja”, el nombre de un ave de la región especie, de llamativo y colorido plumaje, muy ruidosa y de importante raigambre en los mitos indígenas ancestrales. Los documentos provienen de la empresa minera local, una filial del grupo Solway, con sede en Suiza, operada por ciudadanos rusos. Revelan cómo los periodistas que investigaron e informaron sobre la mina y sus operaciones, fueron fichados, vigilados e incluso seguidos de manera sistemática por los servicios de seguridad de la empresa. A veces incluso fueron vigilados por un dron.
La filtración de datos también evidencia cómo se construye la impunidad que ampara a los delincuentes cuando perpetran sus abusos contra la prensa y el medio ambiente. La investigación Mining Secrets revela estudios científicos abrumadores y amistades compradas mediante donativos generosos. Peor aún: exhibe las estrategias de la empresa minera para desplazar a decenas de familias, incluyendo la idea de propagar terribles rumores sobre ellas, con el objetivo de acceder a los codiciados yacimientos de ferroníquel ubicados debajo de sus casas.
En un momento en que el calentamiento global nos obliga a repensar urgentemente nuestros modos de vida y a detener las prácticas industriales letales para nuestro medio ambiente, los periodistas deben ejercer su trabajo con libertad. Resulta vital para nuestras democracias que un contrapoder como la prensa pueda investigar y documentar la existencia de los crímenes ambientales.
En caso de que se les impida trabajar, Forbidden Stories desplegará de nuevo su red global de periodistas para continuar sus investigaciones.
Publicado originalmente en Prensa Comunitaria